viernes, 2 de mayo de 2014

Mis terrores favoritos I

Como llevo un tiempo sin publicar/escribir algo, esta tarde, en ese fértil periodo de imaginación que es la siesta, se me ha ocurrido escribir algo sobre los protagonistas de tantas y tantas películas de terror, los monstruos, y como no puede ser de otro modo, voy a empezar con uno de los iconos del género en pleno revival, los zombis. Tomando como punto de partida el género creado por el papá de los muertos, George A. Romero, nos encontramos con uno de los terrores recurrentes de esta generación, seres que solo se guían por un instinto nunca satisfecho, el hambre, que asolan el planeta haciendo la supervivencia del ser humano casi imposible.

Personalmente, lo que más miedo me produce, es el origen de estos seres, que si bien muchas veces se limitan a residuos tóxicos o radioactivos, otras veces se basan en creencias religiosas más aterradoras. El motivo de su aparición más aterrador y abrumador para mí, es que no quede sitio en el infierno. La persona que tuvo semejante idea acertó de lleno, porque hace que todas las ideas preconcebidas sobre género cambien por completo. En el mundo occidental, la religión cristiana, con todas sus vertientes y creencias, posiblemente supere el 80 % en lo que se refiere a creencia propiamente dicha, no me refiero a práctica de la misma. Lo más normal para estas personas es creer que existe un lugar mejor tras la vida, un sitio al que aspirar llegar por haber sido buena persona en la vida, y su contrapartida, ese lugar que los “motiva” de algún modo, ayudándolos a mantener su rectitud.

Ahora pensad en el motivo que antes mencionaba, que no quede sitio en el infierno. ¿Cuántos años lleva el ser humano en el planeta? Durante ese tiempo, el número de muertes que hemos sufrido, ya sea por causas naturales o no, es realmente incalculable. Trato de pensar en lo que realmente significa esto, que existiría un límite de espacio en algo que es una de las bases del cristianismo, un dogma casi, un espacio intangible reservado solo para los malvados, para los que no pueden llegar al cielo. El fracaso de la raza humana desde el punto de vista moral de la perspectiva cristiana. Sin tecnología, sin desastres naturales ni meteoritos, la raza humana se fagocitaría a sí misma en un último gesto “pio” por parte de su creencia religiosa, poético a la par que posible si lo miramos desde un punto de vista radical.

Y si tomamos esto como punto de partida, pensad ¿Qué seria de los supervivientes? Condenados a una vida de dolor y sufrimiento, de sacrificio por los pecados que otros han cometido, para aspirar a no convertirse simplemente en seres sin mente y poder llegar al paraíso. Una “vida” así, teniendo que cumplir a rajatabla los preceptos del cristianismo, ¿Es mejor que el infierno? ¿No seria este realmente el infierno cristiano que tanto se trataría de evitar? Personalmente me abruma pensarlo, y hablo desde un punto de vista totalmente escéptico sobre el tema.

¿Habíais pensado alguna vez en ello? ¿Qué opináis? Espero que os haya gustado, a ver si retomamos los Crossing Tales y las entradas propias, que llevo un tiempo bastante parado.
Nos leemos.