lunes, 8 de junio de 2015

El estudio de las montañas.

Tras un periodo de tiempo sin escribir debido a los exámenes y a la falta de inspiración, he recibido una descarga inesperada de lucidez, como quien no quiere la cosa, gracias a mi interacción con el medio y las personas que lo pueblan. Si, es como si un animal salvaje hubiera escapado de su jaula y se horrorizara con lo que existe fuera de su estanco mundo, pero a veces uno no puede sino compararse con lo salvaje, como ya lo hiciera Yank en la obra de Eugene O´Neill, y sentir que algo de esos individuos que existen a tu alrededor no es afín a tu manera de entender lo humano.
Ese algo que me repele, esa característica que encuentro insoportable e intolerable, de la que huyo como de la peste, es el egoísmo.

Si amigos, existe un tipo de persona que independientemente de lo que ocurra, del momento o de la situación, solo piensa en sí mismo, sin darle importancia a nada más, es ese tipo de persona que, como el título del post, si se le da a elegir entre cuatro montañas especificándole que elija la que yo vería, eligen la que ellos ven. Porque son así, porque les sale de dentro, porque ellos lo valen. Estos egocéntricos animales pululan cuan aves salvajes, volando de aquí para allá, pensando en sus verdades e imposiciones, hasta que dan con alguien a quien abducir. Porque ellos abducen, te pintan su vida como si de una película de Fellini se tratara, te arropan en su mundo, te seducen en su pena y te arrastran a su gozo, te anulan, violan tu conversación convirtiéndola en una botella de wiski del malo, del que cuesta cuatro euros el litro. Todo es incomparable a su espumoso rosado, a su burbon centenario, tu voluntad se doblega a su realidad, y tu, inconsciente, entras pensando que es alguien que se siente solo, que se abre a ti por apego, simpatía o cariño, y te equivocas de principio a fin.

Y ahí estas tú, sintiéndote mal por esa persona, involucrándote por alguien que crees merece la pena, porque si comparte todo eso contigo es por algo... ¿No? Pues no. Te equivocas, no podrías importarle menos. Tú eres, simplemente, una herramienta. Eres una vía de escape para su ego, un conducto directo a la realización personal que ese tipo de personas necesitan, su orgasmo diario. Y esto no tiene nada que ver con el amor propio, que es algo positivo para la persona, en el que se puede avanzar junto a los que te importan y se preocupan por tu persona, estos seres minan ese amor propio, te lo sustituyen por el suyo, te hacen creer que el bien común es lo que a ellos le conviene.

Este comportamiento se complementa muy bien con el de la gente que se preocupa, que se interesa por los demás, que antepone al prójimo a sí mismo, porque ellos son fuertes y duros y no necesitan tal atención, esas personas que de buenas son tontas, lo que normalmente se conoce como buena persona. Sé de lo que hablo. Os doy un consejo, como amigo, como persona que se preocupa por el prójimo, como alguien que ha aguantado este tipo de personas toda su vida. YA ES SUFICIENTE. 
No merece la pena, en serio, no mal gastéis tiempo, esfuerzo, cariño o atención por alguien que NO QUIERE ESO. Vuestra simpatía, vuestra preocupación, el tiempo y el estar ahí, todo eso cae en saco roto, se pierde, desaparece. Así que huye, obvia a esta gente, que se encuentren entre ellos y que sus egos se devoren entre si, apártalos de tu vida, porque solo quieren usarte, quieren un saco de boxeo vacío, para llenarlo y golpearlo con su ego.

Sin más me despido, esperando que os resulte interesante mi opinión y os animo a que opinéis sobre ello. Un saludo y espero que nos sigamos leyendo.